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sábado, 28 de marzo de 2020

Colección de cantes flamencos recogidos y anotados por Demófilo. ANTONIO MACHADO Y ÁLVAREZ (DEMÓFILO)

Como no podía ser de otra forma, dedicamos nuestra primera entrada a la que muchos estudiosos consideran la primera obra de la bibliografía flamenca: Colección de cantes flamencos recogidos y anotados por Demófilo de Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) publicada en 1881.

Se trata, como su propio nombre indica, de una antología de cantes flamencos que cuenta con un interesante prólogo, la colección de cantes propiamente dicha, una biografía de Silverio Franconetti y, para finalizar, una relación de 71 cantaores de flamenco que, según su propia confesión, fue proporcionada por Juanelo.

En este espacio, nos ocuparemos del prólogo que precede a la obra objeto de análisis, pues gran parte de las ideas que allí se exponen han tenido gran repercusión en la historiografía del flamenco.

Una de las primeras ideas que encontramos es la definición de cantes flamencos, afirmando Demófilo que:
(...) hoy se conoce con el nombre de cantes flamencos, no canciones ni cantos, un género de composiciones que recorre desde la soleá propiamente dicha, llamada también por algunos tercerilla, hasta la toná y la liviana, que, a diferencia de la anterior, no es bailable ni se acompaña con guitarra; composiciones todas en que predominan los sentimientos melancólicos y tristes en grado ascendente y en donde han venido a mezclarse o, mejor dicho, a amalgamarse y a confundirse, las condiciones poéticas de la raza gitana y de la andaluza.
MACHADO Y ÁLVAREZ (Demófilo), Antonio. Colección de cantes flamencos. [1881] Madrid, Ediciones Demófilo, 1975. pp 9 - 10 
En esta cita, encontramos varias de las ideas clave expuestas por Demófilo: en primer lugar, el carácter triste y melancólico de estos cantes y, en segundo, la supuesta aleación que se había producido entre elementos propios del pueblo gitano por un lado, y del andaluz por otro.

En este sentido, Gerhard Steingress en su "Sociología del cante flamenco" dirá:
Así pues, los cantes flamencos son para Demófilo el resultado de la decadencia de un género de composiciones individuales en que se han confundido las <<condiciones poéticas de la raza gitana y de la andaluza>>. El <<cante flamenco>>, aunque guarda relación con los gitanos a través del uso de la palabra <<flamenco>> como supuesto sinónimo de <<gitano>>, ya nada tiene que ver con los anteriores <<cantes gitanos>> Esta conclusión de Demófilo se ha establecido como dogma en la flamencología tradicional, aunque Demófilo extrajo esta afirmación sin investigar ni problar la existencia de dichos <<cantes gitanos>>
STEINGRESS, Gerhard. Sociología del cante flamenco. [1993] Sevilla, Signatura Ediciones 2005 p. 124
Como podemos comprobar, nos encontramos ya en esta fecha tan temprana la idea de una supuesta pureza del cante flamenco y su pérdida, debido a la mezcla del mismo con elementos del folclore andaluz que se estaba produciendo en los cafés cantantes de la época, tal y como Demófilo reitera más adelante en el prólogo de su obra:
Los cafés, último baluarte de esta afirmación, hoy, a nuestro juicio, contra lo que se cree, en decadencia, acabarán por completo con los cantes gitanos, los que andaluzándose, si cabe esta palabra, o haciéndose gachonales, como dicen los cantadores de profesión, irán perdiendo poco a poco su primitivo carácter y originalidad y se convertirán en un género mixto, al que se seguirá dando el nombre de flamenco, como sinónimo de gitano, pero que será en el fondo una mezcla confusa de elementos muy heterogéneos.
MACHADO Y ÁLVAREZ (Demófilo), Antonio. Colección de cantes flamencos. [1881] Madrid, Ediciones Demófilo, 1975. p 11 
José Luis Ortiz Nuevo, también se hará eco de esta idea en su "Alegato contra la pureza":
Desde que Demófilo emitiera su mensaje de salvaguardar lo gitano puro frente a la irrupción de lo flamenco, mestizo y mercantil, no han cesado de proliferar, de vez en vez, las voces; voces parecidas reiterando lo mismo, ante el peligro.
ORTIZ NUEVO, José Luis. Alegato contra la pureza [1996]. España, Barataria S.L. 2010. p. 28
Podemos enlazar esta supuesta pérdida de pureza con el origen gitano que Demófilo atribuye a este género musical, afirmando que este colectivo, al que el autor denomina raza, había sido el encargado de cultivar el flamenco, al que Antonio Machado llamará cante gitano.

Sin embargo, varios autores ha rebatido esta idea, afirmando que no es que el pueblo gitano fuera portador único de este género musical, sino que, por el contrario, "lo gitano" se adopta como un símbolo del costumbrismo propio del S.XIX. Así, Steingress, con su enfoque social del cante flamenco, afirmaría que:
El cante <<nació>> como antítesis artística frente a una cultura de masas niveladas y represiva. El <<grito>> del cantaor y el contenido de la copla que interpretó de manera individual supuso una protesta contra toda una sociedad saturada e hipócrita. El personaje del <<gitano>> sirvió como símbolo de esta resistencia cultural, como personificación de la libertad frente a la represión, del individuo frente a la nivelación, de la marginación frente a la integración social forzada. es decir, el cante se creó como producto artístico de las subculturas urbanas y el proletariado artístico, fenómeno muy típico del romanticismo.
Demófilo, hombre inmerso en su tiempo, no pudo apreciar los procesos de diferenciación social del siglo XIX y su directa conexión con el mundo del arte. De acuerdo con su afición por el folclore andaluz en vez de analizarlo como creación que hizo uso de algunos elementos del folclore (o mejor de la cultura tradicional) para confrontarse con un tipo de cultura basada en la creciente alineación del individuo. Demófilo confundió el origen del cante con la función del <<gitano>> en el arte moderno.
STEINGRESS, Gerhard. Sociología del cante flamenco. [1993] Sevilla, Signatura Ediciones 2005 p. 135
Por su parte, Enrique Baltanás en su artículo "Oralidad y escritura del flamenco: Hugo Schuchardt y Antonio Machando y Álvarez" (del que hablaremos de forma pormenorizada en entradas posteriores), volverá a exponer la idea ya planteada por Gerhard Steingress cuando escribe que:
Verdaderamente, en Machado y Álvarez están ya los fundamentos de una sociología del arte flamenco. Pero Demófilo, aprisionado en sus esquemas raciales biologistas, no supo extraer las conclusiones apropiadas de su atinada observación. No supo ver que al exotismo cosmopolita de la aristocracia y de las clases ilustradas correspondía, por oposición y reacción, el exotismo gitanista de ciertos sectores populares y aún de la misma aristocracia, lo que sin duda constituía, más que un fenómeno de mezcla racial, un fenómeno cultural que atestiguaba el paso de la Ilustración al Romanticismo. La tristeza -lo lúgubre, lo melancólico- no era lo gitano, sino lo romántico.
BALTANAS, Enrique. “Oralidad y escritura en el flamenco: Hugo Schuchardt y Antonio Machado y Álvarez” en SIGNO. Revista de Historia de la Cultura escrita nº8, 2001, Universidad de Alcalá, p 107
El siguiente argumento que nos encontramos en este prólogo es el cante flamenco es el menos popular de todos los llamados populares, por ser un género propio de cantaores puesto que, según Demófilo, a todas las coplas se le podrían poner nombres y apellidos de un autor determinado.
Los cantes flamencos constituyen un género poético predominantemente lírico, que es, a nuestro juicio, el menos popular de todos los llamados populares; es un género propio de cantadores; quien tuviera medios y virtud para poder vivir entre éstos algún tiempo, podría poner al pie de cada copla el autor de ella.
MACHADO Y ÁLVAREZ (Demófilo), Antonio. Colección de cantes flamencos. [1881] Madrid, Ediciones Demófilo, 1975. p 10   
Además, el folklorista reforzará este argumento afirmando que:
El pueblo, a excepción de los cantadores y aficionados, (...) desconoce estas coplas, no sabe cantarlas y muchas de ellas ni aun las ha escuchado.
MACHADO Y ÁLVAREZ (Demófilo), Antonio. Colección de cantes flamencos. [1881] Madrid, Ediciones Demófilo, 1975. p 10  
Una vez más, el Doctor en Sociología y Ciencias Políticas austriaco, rebate este argumento de Demófilo afirmando la idea expuesta por el folklorista sevillano puede interpretarse de dos formas distintas: o bien se trató de composiciones tan antiguas que su conocimiento se había reducido a un pequeño grupo de especialistas y aficionados o, por el contrario, los cantes flamencos representan unas composiciones modernas que todavía no se habían popularizado lo suficiente para llamarlos populares. Como podemos comprobar en la siguiente cita, Steingress dará prioridad a la segunda hipótesis:
Parece necesario distinguir entre la copla flamenca producto del desarrollo de la poesía romántica individual y moderna de aquel siglo, de aquellas otras tradiciones musicales que sirvieron de inspiración para la creación de la nueva modalidad musical con la que se acompañó a esta poesía. Sin duda, los cantes flamencos son unas poesías evidentemente modernas, del siglo XIX, mientras que su música tiene raíces más antiguas. Por esto podríamos precisar que los cantes flamencos son creaciones individuales y modernas con respecto tanto a la poesía como a la modalidad musical, aunque esta última derive de ciertas tradiciones musicales de origen antiguo.
 STEINGRESS, Gerhard. Sociología del cante flamenco. [1993] Sevilla, Signatura Ediciones 2005 pp. 125 - 126
Una vez concluido el prólogo, como hemos indicado anteriormente, comienza la antología de cantes propiamente dicha, en cuyo análisis no vamos a entrar en estas líneas con la finalidad de no extender nuestro comentario en demasía. En su lugar, remitimos al lector al análisis realizado por el Catedrático en Literatura Española Francisco Gutierrez Carbajo, en  "La Bibliografía Flamenca, a debate". En esta fuente encontraremos un estudio pormenorizado de la "Colección de cantes flamencos recogidos y anotados por Demófilo", además de otras obras dedicadas al flamenco como "Orígenes de lo Flamenco y secreto de cante jondo" de Blas Infante o "Flamencología" de Anselmo González Climent entre otras.

Antes de concluir, creemos conveniente aclarar un aspecto que en ocasiones ha creado cierta confusión con esta fuente. Se trata de la obra "Cantes Flamencos. Colección escogida" publicada en 1887 tambión por Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) que algunos autores han tratado como una segunda edición de la "Colección de cantes flamencos" de 1881 o un resumen de la misma. Nos gustaría aclarar que esto no es así, pues se trata de una colección totalmente diferente tanto por su contenido como por las ideas expuestas en su prólogo. Si el lector está interesado en ojear esta publicación, podrá hacerlo de forma gratuita en la Biblioteca Digital de Castilla y León en el enlace que se ofrece a continuación.

http://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10079460

Para concluir, volvemos a remitirnos al artículo publicado por Enrique Baltanás, pues consideramos que no hay mejor forma de resumir el trabajo de Demófilo:
Con sus contradicciones o puntos oscuros, puede afirmarse sin lugar a dudas que el texto machadiano de 1881 es uno de los puntos de partida de la Flamencología. Se ha sostenido a veces que la "Colección de cantes flamencos" constituye el inicio de los estudios científicos sobre el flamenco. Esto último -estudios científicos- no nos parece del todo exacto. Machado plantea ya todos los problemas sobre los que va a girar la flamencología -los gitanos y los andaluces, los profesionales y los aficionados, la élite (los cabales) y el público, la comercialización y la "pureza", la temática de la poesía flamenca, la métrica, etc...- pero los plantea de forma impresionista y fenomenológica, cautivo de sus fuentes orales. Es un colector que describe y opina, pero sin llegar a un análisis que resuelva las contradicciones en que incurre el material mismo de las que no llega a mostrarse plenamente consciente.
BALTANAS, Enrique. “Oralidad y escritura en el flamenco: Hugo Schuchardt y Antonio Machado y Álvarez” en SIGNO. Revista de Historia de la Cultura escrita nº8, 2001, Universidad de Alcalá, p 110 

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